nigeriaAl igual que en 1994, Nigeria acudirá a la Copa del Mundo Brasil 2014 como campeona de África y, al igual que hizo en Estados Unidos, aspira a ir más allá de la primera fase. Aquel mítico combinado y la actual hornada presentan muchas similitudes, pero también diferencias fundamentales.


Las Súper Águilas que viajaron a Estados Unidos contaban con una floreciente generación de oro. En octubre de 1993, esos prometedores jugadores lograron para Nigeria el pase a su primera fase final mundialista con un 1-1 en Argelia que dio a la nación de África occidental el primer puesto de su grupo, por una mejor diferencia de goles que Costa de Marfil. Unos meses más tarde, Nigeria se adjudicó su segunda Copa Africana de Naciones, tras derrotar a Zambia en la final.


Más experiencia, más expectativas


A la selección nigeriana de entonces le faltaba la experiencia que posee el actual equipo. Muchos de los jugadores de la plantilla entrenada por Clemens Westerhof estaban apenas iniciando sus carreras; como por ejemplo Jay Jay Okocha (20 años entonces), Daniel Amokachi (21) Sunday Oliseh (19) y Victor Ikpeba (21).


De hecho, los únicos jugadores que habían cumplido los 30 eran el actual seleccionador Stephen Keshi y el guardameta Peter Rufai. A pesar de que el equipo encabezó sorprendentemente su grupo por delante de Bulgaria y Argentina, muchos nigerianos siguen creyendo que, de haber tenido una plantilla un poquito más experimentada, podría haber aguantado su ventaja en octavos sobre, Italia, a la postre finalista, en vez de sucumbir ante unos Azzurri inspirados por Roberto Baggio.


Parece probable que Keshi dispondrá en Brasil 2014 de un equipo dotado de mayor astucia, dado que varios de sus jugadores militan en clubes europeos de primerísima categoría. Así, hombres que juegan al máximo nivel en esos equipos, como John Obi Mikel, Victor Moses y Victor Obinna, aportarán una notable experiencia.


La otra cara de la moneda es que, a diferencia del plantel de 1994, Keshi y su equipo llegarán a Brasil 2014 con el peso de enormes expectativas desatadas en su país. Hasta el presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, contribuyó sobremanera a esa presión al afirmar en un comunicado: “Dada la enorme reserva de talento futbolístico de la que dispone el país, las Súper Águilas pueden, con más trabajo duro, dedicación y resistencia, y puliendo más su técnica y su táctica, cumplir el sueño nacional de ser la primera nación africana en ganar el Mundial”.


La fe de Keshi


Al igual que en 1994 con Clemens Westerhof, Nigeria goza de un muy buen seleccionador en la persona de Keshi. Pero a diferencia del técnico holandés, Keshi ha tenido que lidiar con bastantes críticos dentro del fútbol nigeriano. Aunque se trata del único entrenador africano que se ha clasificado para una fase final mundialista con dos países distintos (guió a Togo hacia la Copa del Mundo Alemania 2006, aunque luego no entrenó al equipo allí), ha tenido que soportar un camino lleno de escollos, lo que le llevó a presentar su dimisión tras ganar la Copa Africana de Naciones el pasado febrero; aunque luego diese marcha atrás sobre su decisión.


A pesar de ello, Keshi se ha mantenido firme en su postura de complementar su colección de figuras extranjeras con jugadores afincados en su país, lo cual, aunque sigue siendo criticado por algunos, le ha acarreado una intensa lealtad por parte de sus jugadores.


Se antoja bastante probable que la convocatoria mundialista de Keshi incluya –a diferencia de la de Westerhof en 1994– a varios jugadores afincados en Nigeria y, como ya demostró en Sudáfrica a principios de año, no tiene miedo a utilizarlos, aunque eso implique dejar en el banquillo a jugadores que militan en Europa.


Este junio, tras la eliminación del equipo en la primera fase de la Copa FIFA Confederaciones, Keshi comentó a los periodistas que no tenía ningún problema en escuchar ideas constructivas ajenas. “Pero nadie puede decirme a quién seleccionar y a quién no”, matizó. “Si el equipo fracasa, el entrenador es responsable. Como seleccionador, se trata de mi decisión y de mi responsabilidad. Por ahora, los jugadores locales se han ganado el derecho a estar en la selección”.


En Estados Unidos, hubo algunos conflictos en el seno del equipo, y el delantero Rasheed Yekini se quejó de que estaba siendo ninguneado en el campo porque sus compañeros de selección no querían que él acaparase todos los titulares, y también porque no estaba dispuesto a compartir con ellos el premio en metálico que recibió como mejor futbolista africano el año. Además, también hubo una disputa en torno a las primas.


Aun así, todo eso no impidió que las Súper Águilas fuesen uno de los equipos revelación del certamen, y que se hiciesen a la cita mundialista como si hubiesen nacido para ello. Pero si sus seguidores confiaban en que aquella actuación fuese una muestra de lo que estaba por venir, debieron de quedarse un tanto decepcionados, pues ni siquiera la generación dorada de Okocha, Amokachi y compañía pudo construir algo significativo a partir de ese éxito. Sin embargo, dos décadas después, los nigerianos esperan que esta promoción de futbolistas llegue donde sus predecesores nunca llegaron: los cuartos de final del Mundial.


Una nueva oportunidad se abre para Nigeria en la próxima Copa del Mundo Brasil 2014.  De ellos dependerá dar el gran salto o continuar como la eterna esperanza.


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